Bonita y fabulosa
Aunque no me guste del todo aceptarlo, hasta el día de ayer estaba viviendo una angustia terrible. Parecía que hace un par de meses estaba por confirmarse un diagnóstico que ya bien me lo conozco y que significaría -de nuevo- el principio del fin para mí.
Como ya hace algunos años, más de diez, sólo por lanzar una cifra orientadora, tuve que agarrarme la valentía de quién-sabe-dónde y mantenerme de pie con ésto. Y como si la protuberancia en el culo no fuera ya suficiente me volvía a someter a las tecnologías médicas de imagenología, sangre encapsulada en tubos al vacío y recolección de orina por 24 horas. Un capítulo que regresaba a mí como un trailer de película que insiste en contar desde la primera escena el predecible final. Todo bajo la premisa: posible rechazo de injerto renal. Para quien se pregunta a qué me refiero, en la imagen se puede ver el riñón que me vuelve un cyborg y que me hace lucir esa larga cicatriz en el abdomen.
Pero a diferencia de hace una década, esta vez ya había decidido que de ser el fin éste por lo menos sería sintiéndome bonita y fabulosa. No hizo falta una revolución estética como la que imaginaba en mi cabeza, sólo me corté el cabello como hace ya tiempo quería y me puse el mismo crop-top que usé para dictar un discurso en 2016 sobre las identidades LGBT y la lógica necopolítica del capitalismo. Tomé esta foto y en efecto logré sentirme bonita y fabulosa con lo poco que queda de mí y de mi esquelético cuerpo.
La rudeza del discurso médico ya no me tira. Toda esa violencia que se condensa en un diagnóstico ya no me define. Decidí aferrarme a la vida a pesar de las sentencias de muerte. Y a pesar de que en esta ocasión todo quedó en un veremos, ayer salí de la clínica sintiéndome bonita y fabulosa. Un veremos porque quiero tener los pies sobre la tierra, porque en realidad, a pesar de todo lo que ha sucedido y todos los pronósticos de que no lograría salir de ésta, los estudios y los médicos revelaron que todo el daño por los últimos procedimientos médicos y quirúrgicos mi cuerpo los ha resistido. Ya son 9 meses desde el horror y oficialmente ésta es la tercera ocasión en la que vuelvo a nacer.
¿A qué médico se le ocurrió que mi cuerpo iba a rechazar la oportunidad de seguir viviendo?
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