Qué osadía
Justo cuando creías haberle encontrado un sentido a todo, te vas a la cama esa misma noche y al día siguiente descubres que todo se reinició y que tienes que empezar de nuevo. Con cada uno de tus cachitos, chiquitos, pequeñitos, a intentar re ordenar tus ideas con cinta canela de la que no pega bien. A pretender que no te está llevando la chingada entre sus olas de agua salada. A darte cuenta de que tal vez nunca te vuelvas a parar de esa cama y que tal vez empeores o lo que puede ser peor que nunca mueras en ese eterno regreso. Que no vas a ser académica de la UNAM, que no vas a salir dragueada a la calle, que ya no vas a poder destruir al heteropatriarcado capitalista, que no vas a coger con nadie aunque seas la más lista, y la lista sigue. Y más que tu dolor actual es el hecho de que todo es fantasía y que nunca pasó y nunca pasara y tal vez eso duele más que saber que la cinta canela...